En España sufrió no hace mucho una fiebre por construir plantas de desalación… algunas de ellas sin uso en la actualidad… En Israel hace unos pocos meses entró en funcionamiento la desaladora más grande del mundo: la desaladora de Sorek
Un país en el que la mitad de su superficie es ocupada por desiertos debe ser capaz de encontrar recursos hídricos donde no los hay… Por esta razón Israel se ha convertido en una potencia mundial en lo que a tecnología del agua se refiere.
Movido por la necesidad ha tenido que desarrollar el ingenio para conseguir agua… así, se ha convertido en el país con la tasa de reciclaje más agua del mundo: reutiliza un 75% de las aguas, dedicándola principalmente al regadío, desplegando por todo el país un entramado de kilómetros y kilómetros de conducciones de color morado para proveer a un sistema de riego por goteo, desarrollado en Israel por allá la década de los 60, maximizando el potencial de cada gota de agua.
Pero en el campo del tratamiento del agua, donde han desarrollado un gran cantidad de sistemas, la mayor apuesta se produjo en la desalación, empezando por sistemas de congelación al vacío también por los años 60. A lo largo de las décadas han ido evolucionando sistemas de desalación y tecnologías, consiguiendo además una gran eficiencia en su producción con un coste de menos de 40 céntimos de euro el metro cúbico, llegando a «fabricar» o «crear» una cuarta parte del agua consumida en el país.
La mayor desaladora del mundo: la planta de Sorek
El pasado mes de octubre de 2013, entró en funcionamiento la mayor planta desaladora del mundo, la planta de Sorek, a unos 15km de Tel Aviv. Su capacidad de producción es enorme: mediante el sistema de ósmosis inversa llega a un caudal de tratamiento de 624.000m3/día.