El tratamiento de las aguas residuales es un aspecto esencial para evitar la contaminación ambiental y afortunadamente existe ya una legislación que prevé su tratamiento. Donde existe una red de saneamiento, cada edificación vierte en ella sus aguas residuales que son transportadas a una estación depuradora de aguas residuales (EDAR). En edificaciones sin conexión a la red de saneamiento se instalaban fosas sépticas donde se almacenaban las aguas y luego había que drenarlas o hacer una nueva fosa. Estas actuaciones están prohibidas porque provocaban filtraciones a los acuíferos y los contaminan. En la actualidad se exige en estos casos un tratamiento de las aguas para luego poder verterlas con una calidad adecuada.
Dependiendo del espacio requerido para los sistemas de tratamiento podemos dividirlos en:
• Sistemas compactos. Requieren menos espacio pero a cambio, suelen requerir gastos energéticos. Son los más utilizados en grandes poblaciones, y en general donde se disponga de poco espacio. Es necesario un control constante y personal especializado.
En esta categoría, pero a una escala mucho menor se situarían los sistemas de tratamiento para viviendas y edificaciones. Son sistemas enterrados de fácil instalación que han sustituido a las fosas sépticas y que ofrecen un adecuado tratamiento. Existen principalmente dos tipos:
a) Depuradoras biológicas. No requieren un gasto energético. Constan de un primer compartimento (habitualmente denominado decantador digestor) donde se produce la sedimentación de los sólidos y una degradación de materia orgánica vía anaeróbica (en ausencia de oxígeno). En un segundo compartimento las aguas se vierten sobre un filtro biológico donde las bacterias llevan a cabo una degradación aerobia (con elevadas concentraciones de oxígeno en agua) de la materia orgánica.
Depuradora biológica.
b)Depuradoras de oxidación total. Tiene un primer depósito donde hay una conjunto de difusores que inyectan aire y mantienen el agua en permanente oxigenación, lo que favorece la eliminación de la materia orgánica a través de la acción de las bacterias aeróbicas. A continuación las aguas pasan a otro compartimento donde se produce una sedimentación de los fangos generados por gravedad. Este procedimiento tiene mejor rendimiento en la depuración de las aguas, aunque conlleva un coste energético superior como consecuencia de la continua inyección de oxígeno.
Sistemas semi-intensivos. Están a medio camino entre los sistemas compactos o tecnologías intensivas y los sistemas extensivos. Requieren menos gasto energético pero ocupan más terreno.
• Sistemas extensivos. No requieren apenas energía para su funcionamiento y poco mantenimiento. Su eficiencia es menor por lo que requieren extensiones más grandes. Tienen un componente estético que los otros sistemas no tienen pues simulan procesos naturales y se integran muy bien en el paisaje. Entre estos sistemas podemos destacar los lagunajes y los humedales artificiales en sus distintas modalidades. Son muy usados para poblaciones de hasta 2.000 habitantes.
Reutilización del agua residual tratada
Si nuestra intención es reutilizar el agua tratada tenemos dos opciones, tratar solo las aguas grises o tratar todas las aguas residuales. A las aguas tratadas para su reutilización se les denomina aguas «regeneradas».
• Aguas grises. Se denominan aguas grises a las provenientes de duchas y lavabos principalmente aunque a veces se incluyen también fregaderos y lavadoras. Tienen una carga de contaminantes muy baja y están prácticamente exentas de restos fecales humanos. Su tratamiento es muy sencillo y habitualmente se utiliza para alimentar las cisternas de los inodoros.
El volumen de aguas grises es de al menos un 40% del total en el uso doméstico (lavabo + ducha) y el consumo del inodoro se estima en un 30 % por lo que este gasto queda cubierto. Con un consumo medio por habitante en España de 144 litros al día nos estaríamos ahorrando 43 litros por habitante y día.
• Todas las residuales. Necesita una mayor infraestructura y una mayor inversión pues su tratamiento debe ser más profundo, pero a cambio obtenemos un mayor volumen de agua disponible. Contaríamos con una media de 144 litros por habitante y día para volver a utilizar suponiendo un ahorro importantísimo.
Usos del agua regenerada
• Recarga de cisternas de inodoros. Solamente si las aguas provienen del tratamiento de aguas grises.
• Riego. Todas las aguas regeneradas pueden usarse para el riego. Debe tenerse cuidado para que no entre en contacto directo con seres humanos o animales y no debe usarse en sistemas de riego por aspersión.
Via:hidrologiasostenible