Introducción.
Los átomos poseen un pequeño núcleo central con carga eléctrica positiva y a su vez están formados por partículas atómicas llamadas protones y partículas sin carga llamadas neutrones. Alrededor del núcleo se mueven partículas cargadas negativamente denominadas electrones. Cuando se desintegran los átomos, se genera una enorme cantidad de energía calorífica. Esto se aprovecha en las centrales nucleares para producir electricidad.
Los científicos solo pueden desintegrar los átomos de ciertas sustancias. El Uranio, que es un elemento metálico naturalmente radioactivo, es el combustible más utilizado en los reactores nucleares, donde se produce la desintegración de del átomo en las centrales nucleares. Los átomos de Uranio son tan grandes que son inestables. En la naturaleza se desintegran muy lentamente, generando pequeñas cantidades de energía y radiación. Sin embargo, en los reactores nucleares los átomos de Uranio se desintegran muy rápidamente, produciendo mucha más energía. Este proceso se denomina fisión nuclear.
La fisión nuclear tiene lugar en el núcleo del reactor de la central nuclear. Debe realizarse con mucho cuidado. Si no se controla la reacción, los átomos de Uranio se desintegran muy rápidamente, liberando una inmensa cantidad de energía, originando una explosión. Esto fue lo ocurrido en la madrugada del 26 de Abril de 1986 en la entonces Unión Soviética (URSS). Un experimento y varios fallos humanos provocaron la mayor catástrofe nuclear de la historia en la central nuclear de Lenin, en Chernobyl.
El reactor número cuatro de la central sufrió una caída del caudal del agua de refrigeración y la potencia de la central empezó a ascender; posteriormente, un operario intentó dejar el reactor en modo de baja potencia pero una serie de errores previos y fallos de diseños produjeron un brusco aumento de la misma liberando una nube radioactiva equivalente a 500 bombas de Hiroshima, siendo la culpable de entre 30.000 y 60.000 muertes.
Entre las zonas afectadas se encontraron Bielorrusia, Ucrania, Rusia, Países Escandinavos y con menor intensidad Europa central y mediterránea.
Existen algunos conceptos asociados a este tema que es conveniente mencionar, como por ejemplo, la energía nuclear que es aquella que se libera como resultado de una reacción nuclear. Se puede obtener por el proceso de Fisión Nuclear (división de núcleos atómicos pesados) o bien por Fusión Nuclear (unión de núcleos atómicos muy livianos). En las reacciones nucleares se libera una gran cantidad de energía debido a que parte de la masa de las partículas involucradas en el proceso, se transforma directamente en energía.
Un reactor nuclear, lugar donde el accidente de Chernobyl tomó presencia, es una instalación física donde se produce, mantiene y controla una reacción nuclear en cadena. Por lo tanto, en un reactor nuclear se utiliza un combustible adecuado que permita asegurar la normal producción de energía generada por las sucesivas fisiones. Algunos reactores pueden disipar el calor obtenido de las fisiones, otros, sin embargo, utilizan el calor para producir energía eléctrica.
Los elementos que componen un reactor nuclear son los siguientes:
1. Núcleo 7. Alternador
2. Barras de control 8. Condensador
3. Generador de vapor 9. Agua de refrigeración
4. Presionador 10. Agua de refrigeración
5. Vasija 11. Contención de hormigón
6. Turbina
Otro de los conceptos asociados que hay que añadir es la radiación, que es lo que preocupa ahora debido a su alto nivel cerca de la central; la radiación es una energía ondulatoria o partículas materiales que se propagan a través del espacio. Dosis altas de radiación sobre todo el cuerpo, producen lesiones características según la radiación absorbida; esta se mide en Grays (1 Gray equivale a 1 julio de energía absorbido por kilogramo de material; su símbolo es Gy). Según lo mencionado con anterioridad, las lesiones producidas se dividen según la cantidad de radiación absorbida en:
—Una cantidad de radiación superior a 40 Gy. Produce un deterioro severo en el sistema vascular humano, que desemboca en edema cerebral, trastornos neurológicos y coma profundo. El individuo muere en las 48 horas siguientes.
—Cuando el organismo absorbe entre 10 y 40 Gy de radiación. Los trastornos vasculares son menos serios al ser menor la cantidad absorbida, pero se produce la pérdida de fluidos y electrolitos que pasan a los espacios intercelulares y al tracto gastrointestinal. El individuo muere en los diez días siguientes a consecuencia del desequilibrio osmótico, del deterioro de la médula ósea y de la infección terminal.
—Si la cantidad absorbida oscila entre 1,5 y 10 Gy. Se destruye la médula ósea provocando infección y hemorragia. La persona puede morir cuatro o cinco semanas después de la exposición aunque una de las características de los efectos de estas radiaciones poco intensas, son que pueden tratarse de forma eficaz.
Efectos retardados. Las consecuencias menos graves de una radiación ionizante se manifiestan en muchos órganos, en concreto en la médula ósea, riñones, pulmones y el cristalino de los ojos, debido al deterioro de los vasos sanguíneos. Como consecuencias secundarias aparecen cambios degenerativos y funciones alteradas. No obstante, el efecto retardado más importante comparándolo con personas no irradiadas, es el aumento de la incidencia de casos de cáncer y leucemia, observación que se comprobará más adelante, en el apartado de "Consecuencias de la catástrofe”.
Yulya, de 3 años, tiene la cabeza y el cerebro separados.
Ahora que estos conceptos son conocidos se mencionarán ejemplos de algunas plantas nucleares: La central nuclear de Three Mile Island en EE.UU., la central de Tokaimura en Japón y la central nuclear de Zorita en España.
La central de Three Mile Island (Harrisburg, Estados Unidos, 1979):
Esta central nuclear está marcada por un escape radiactivo a través de los circuitos de refrigeración del reactor en la central que produce el más grave de los accidentes nucleares conocidos en el país obligando a evacuar la planta y sus alrededores. El grave accidente en Pennsylvania no provoca víctimas directas aunque causa gran alarma y conmoción.
Tokaimura (Japón, 1999):
Es en septiembre de 1999 cuando esta instalación de reprocesamiento de combustible nuclear, ubicada a sólo 140 kilómetros de Tokio, quedó varias horas expuesta a una reacción nuclear incontrolada que provocó graves escapes radiactivos y amenazó extenderse al resto de la planta. El accidente fue calificado por la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) como el más grave en su tipo después de la tragedia de Chernobyl.
A tres meses del suceso, el número de personas afectadas alcanzó las 150, incluyendo las primeras muertes por los efectos de la radiación, en lo que representa un caso inédito en la historia de la energía atómica civil en Japón.
Zorita (España): Zorita comenzaba a funcionar en enero de 2004 después de una parada para la recarga de combustible, que tuvo que retrasarse por detectar graves fallos en los sistemas de refrigeración y de seguridad de la planta. En junio de 2004 se descubre un problema grave en un elemento clave para la seguridad de la central de Zorita (Guadalajara). La turbo bomba que introduciría agua en el circuito primario de refrigeración en caso de emergencia no funcionaría si hubiera un corte de corriente. Este hecho no hace más que aumentar la larga lista de inseguridades de esta central, donde podemos recalcar el descubrimiento de casi doscientas grietas en la tapa del reactor en torno a los años 90. La central nuclear de Zorita, la más antigua de España, se cerró definitivamente el pasado 30 de Abril de 2006. Así lo decidió el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear, que tras meses de polémica y presiones a favor y en contra, aprobó finalmente el dictamen en el que se acuerda el cese de explotación de la central de José Cabrera. Ecologistas, sindicatos y oposición consideran una victoria que la nuclear haya por fin tenido una fecha de cierre.
La planta nuclear de Lenin, en Chernobyl, se encuentra en Ucrania, a 18km al Noroeste de la ciudad de Chernobyl, a 16km de la frontera entre Ucrania y Bielorrusia y a 110km al Norte de la capital de Ucrania, Kiev.
La planta tenía cuatro reactores con capacidad para producir 1.000 MW de potencia cada uno. Durante el periodo de 1977 a 1983 se pusieron en marcha progresivamente los cuatro primeros reactores y se hubiese proseguido con la construcción de otros dos si el accidente no hubiese ocurrido.
El núcleo del reactor estaba compuesto por un inmenso tambor de grafito de 1.7001, dentro del cual, 1.600 tubos metálicos de presión alojaban 190t de dióxido de uranio en forma de barras cilíndricas. Por estos tubos de presión circulaba agua pura que al calentarse, proporcionaba vapor a la turbina de rueda libre. Entre estos conductos de combustible se encontraban 180 tubos denominados "rodillos de control" compuestos por acero al boro y que ayudaban a moderar la reacción en cadena dentro del núcleo del reactor.
En la tarde del viernes 25 de abril de 1986, la plantilla del reactor número 4 del complejo nuclear de Chernobyl se preparó para realizar un experimento para el día siguiente. El objetivo era averiguar el tiempo que estarían las turbinas girando y produciendo energía si se producía una caída del suministro eléctrico. Se trataba de un test que entrañaba ciertos riesgos, pero ya había sido realizado con anterioridad. Como parte de la preparación desactivaron algunos sistemas de control críticos, incluyendo los mecanismos de seguridad para la parada automática.
Inmediatamente, después de la 1:00 de la madrugada del 26 de abril se produjo una caída del caudal de agua de refrigeración y la potencia de la central comenzó a subir. A la 1:23 (hora local), un operario intentó detener el reactor para dejarlo en modo de baja potencia, pero provocó un aumento muy brusco de la potencia, consecuencia de errores previos y de fallos de diseño. Este aumento provocó una explosión de vapor que destrozó la losa de 1.000 toneladas que cubría el edificio de contención del reactor a la 1:23:44. Hubo una fusión del núcleo del reactor y luego una segunda explosión que arrancó fragmentos del ardiente y altamente radiactivo núcleo de combustible nuclear. La entrada de aire provocó la combustión de varias toneladas de bloques aislantes de grafito que, cuando empieza a quemarse, es casi imposible de detener.
Vista del reactor número 4 de la central.
La explosión liberó una cantidad de radioactividad al medioambiente 200 veces mayor que la desprendida conjuntamente por las bombas atómicas lanzadas en 1945, por Estados Unidos en la segunda guerra mundial, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki; estos elementos (entre otros: iodo 131, cesio 137 y 134, estroncio 90 y plutonio 239) crearon una masa de aire contaminada: la nube radioactiva. Esta nube, arrastrada por el viento, afectó, además de la zona próxima a la central, miles de kilómetros; contaminando grandes áreas de Bielorrusia, Ucrania, Rusia, amplias zonas de Asia y la mayor parte de Europa. La nube radioactiva alcanzó España, especialmente las comunidades autónomas de Cataluña y Baleares.
Una parte importante de las emisiones de radioactividad, alrededor de un 25%, se produjeron en las 24 horas siguientes a la explosión del reactor; el resto fue emitido en el transcurso de los nueve días siguiente que duró el intenso incendio declarado. Más 800.000 personas, los llamados "liquidadores", fueron los responsables de la extinción del fuego y otras tares de urgencia en los días inmediatos al accidente. Estos, trabajaron casi sin protección y sin control de las elevadas dosis de radiación a las cuales estaban expuestos, causa por la cual el accidente de Chernobyl está ya cobrándose docenas de miles de víctimas entre los liquidadores, datos que se confirman con los proporcionados por los Gobiernos bielorruso, ucraniano y ruso.
Según datos oficiales, más de 400.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares. Otros muchos centenares de miles no han sido evacuados por falta de presupuesto. En general, la evacuación se realizó de forma ineficaz y con gran retraso. Así, la población al completo en un perímetro de 30 Km. alrededor de la central, no fue evacuada hasta el 21 de mayo de 1986. Sin embargo, el peligro no ha pasado debido a que más de 100 toneladas de combustible nuclear y una cantidad mayor de 400 kilos de un material altamente radiactivo, como lo es el plutonio, continúan en el interior de las ruinas de lo que fue un reactor nuclear. Para evitar la liberación de más radioactividad se tuvo que realizar una construcción, apresurada y en condiciones difíciles, de acero y hormigón de 50 metros de altura: el sarcófago. Actualmente dicha construcción sufre una gran debilidad estructural, sin contar que se encuentra ya en condiciones lamentables; deja escapar radioactividad de forma continua por más de 200 m2 de grietas, pero este problema sería insignificante a comparación con la radioactividad que se liberaría si algunas secciones del sarcófago se derrumbaran.
—CONSECUENCIAS DE LA CATÁSTROFE.
La radioactividad no respetó los límites de la Zona de Exclusión. Naciones Unidas calcula que el área contamina radiactivamente es de 160.000 km2, lo que equivale a casi un tercio de la extensión del territorio Español.
Los daños actuales a la salud pública causados por la radioactividad solo podrían ser el principio de este desastre anunciado puesto que muchas enfermedades pueden tardar décadas o incluso generaciones en tomar presencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que se producirán, solo en territorio ex soviético, más de 500.000 muerte al transcurrir 25 años de la catástrofe. En Abril de 2000 la ONU publicó un informe donde se recapitulaba sobre sus devastadoras consecuencias. El número de personas afectadas en las repúblicas de Bielorrusia, Ucrania y Rusia se calcula en más de 7 millones, 3 de los cuales son niños.
Aunque el número de leucemias detectadas es más bajo de lo que se esperaba, la incidencia de cáncer de tiroides en niños menores de 14 años ha doblado ya la cifra prevista para el 2006, que es cuando se esperaba la incidencia máxima. Según las estimaciones del informe realizado por el Director general de la OMS, en los países más afectados se ha diagnosticado cáncer tiroideo a aproximadamente 5.000 personas que eran niños o adolescentes en el momento del siniestro. Además, es probable la notificación de nuevos casos de cáncer tiroideo en las próximas décadas.
Por otro lado, también se estima en casi 9.000 el exceso de defunciones por cáncer entre los trabajadores de operaciones de limpieza, los evacuados y los residentes de la regiones muy o poco contaminadas de Bielorrusia, la Federación de Rusia y Ucrania.
En la actualidad, más de cinco millones de personas viven en zonas todavía contaminadas con material radiactivo. Muchos de ellos sufren niveles elevados de ansiedad, síntomas físicos muy diversos sin explicación médica y una mala salud subjetiva en comparación con los habitantes de zonas no expuestas. La desafortunada combinación de vivir en tierra contaminada y el consumo de alimentos afectados por la radioactividad está incrementando y agudizando los daños sobre la salud.
Además de las víctimas mortales ya mencionadas y las malformaciones congénitas y deformaciones que, como consecuencia de las mutaciones, están apareciendo entre la población nacida después del accidente, los índices de diversas enfermedades están aumentando en todo el área afectada. Llevando a 380.000 la cifra de los niños afectados.
El coste económico de la catástrofe es superior a 40 billones de las antiguas pesetas. Como dato significativo, el Gobierno bielorruso destinó en 1995 el 13,5% de su producto interior bruto a paliar las consecuencias del accidente, aunque sería necesario al menos el 40% del mismo para cubrir todas sus necesidades.
Pripyat, también conocida como "Ghost Town" (ciudad fantasma), es la población más cercana a la central nuclear; se encuentra al norte de Ucrania en la región de Kiev, cerca de la frontera con Bielorrusia.
Fue fundada en 1970 para acoger a los trabajadores de la central de Chernobyl y a sus familias. Debido a su clima templado y a su suelo fértil, la ciudad empezó a desarrollarse teniendo, en tan sólo 16 años, una población de más de 40.000 personas, convirtiéndose en una de las zonas más agradables para vivir en la antigua URSS.
El 26 de Abril de 1986, tras la explosión de la planta nuclear, Pripyat se vio afectada por la radiación y tuvo que ser evacuada. La evacuación se llevó a cabo en menos de 3 horas por el ejército ruso, en donde la mayoría de los habitantes fueron desalojados contra su voluntad y los animales domésticos, sacrificados.
Los evacuados pasaron horas de viaje en vehículos del ejército, después fueron sometidos a una ducha para eliminar la adición, entrando así en una nueva vida, desnudos, sin hogar, sin dinero, sin pasado y con un futuro muy incierto.
Actualmente no tiene ningún habitante, más que investigadores, científicos y fuerzas de seguridad que custodian la Zona de Exclusión. Los antiguos residentes fueron indemnizados por las pérdidas y con viviendas gratuitas, pudiendo escoger el sitio de reasentamiento. Después de la catástrofe algunas agencias de turismo intentaron organizar viajes a la ciudad.
El primer grupo turista habría pagado 1.200 hryvnia (1 euro = 6,1251 hrn) por una excursión de 2 horas de duración y, 15minutos después, solo querían salir de aquel lugar inmerso en un silencio escalofriante. Hay numerosos lugares estructuralmente inseguros o con radiación intensa. Es menos peligroso permanecer al aire libre en esta ciudad fantasma que dentro de las casas, donde se concentra la radiación, por lo que los militares se han encargado de abrir puertas y ventanas para reducir el riego a los visitantes.
Existen sitios donde las personas no se atreven a ir, como lo es el cementerio debido a que allí, además de los cuerpos, una gran parte del grafito radioactivo del núcleo del reactor está enterrado allí. Es de resaltar que es uno de los lugares más tóxicos de la Tierra.
Se estima que la zona no será habitable hasta dentro de varios siglos por las concentraciones de elementos radioactivos. Prácticamente cualquier persona puede entrar a la ciudad pero es recomendable llevar un dosímetro y no quedarse de noche.
El parque es la zona mis radiactiva de la ciudad fantasma. Cada paso que se avanza en él, hace que el contador geiger mida más radiactividad.
—EXPECTATIVAS Y POSIBLES SOLUCIONES.
En el sarcófago, construcción de hormigón y acero, yacen los restos del reactor destruido, los cuales permanecerán radioactivos, como mínimo, durante los próximos 100.000 años. Esta gigantesca tumba de 410.000 m3 de hormigón y 7.000 toneladas de acero fue levantada por 650.000 personas antes mencionadas: los liquidadores. Estos bomberos, militares y voluntarios se enfrentaron a la titánica tarea sin trajes protectores adecuados. Este trabajo costó la vida a miles de ellos y a otros muchos los dejaría marcados con tumores incurables o graves alteraciones metabólicas.
Estos trabajadores, aún a costa de sus vidas, pudieron enterrar 200 toneladas de material altamente radioactivo pero debido tanto a la premura de medios como al alto nivel de riesgo y a la gran rapidez con que tuvieron que llevar a cabo su acción, no pudieron hacer el sarcófago totalmente hermético y las grietas empiezan a agravarse. La superficie total de todas las hendiduras existentes supera los 1.000 m2; por si fuera poco, la acción de las sustancias radioactivas ha favorecido la aparición de partículas que desgastan la estructura.
"El enorme nivel de radiación impedía a los obreros acercarse a la distancia adecuada. Por eso, la construcción carece de la solidez necesaria" comenta Evgueni Vélijov, presidente del Instituto de Energía Atómica Kurchátov de Moscú, en declaraciones recogidas por la agencia Colpisa. El presidente ucraniano, Víctor Yúshchenko, prometió que el nuevo recubrimiento estaría acabado hacia el 2010.
El nuevo armazón será de 20.000 toneladas de acero, de 257 metros de longitud, 150 de anchura y de 108 metros de altura. Tendrá un muro de blindado doble y una cimentación de 27 metros de profundidad. Su vida útil será de 100 años; el actual sarcófago tenía una vida útil de 30 años y, aunque solo han pasado veinte años, ya se encuentra en las últimas, entre otras cosas por las precarias condiciones en las que fue levantado.
Además del levantamiento del nuevo muro de protección, también será necesario llevar a cabo la eliminación de una enorme cantidad de residuos radioactivos.
Coincidiendo con el cierre del último reactor de la central en 2000, se llegó a un acuerdo en la concesión de una ayuda financiera a nivel internacional para costear la construcción de este nuevo sarcófago, valoradas en 1.500 millones de euros. Los trabajos por falta de liquidez se han ido aplazando aunque el día 27 de Abril de 2006, el Banco Europeo para la reconstrucción y el Desarrollo han anunciado que el dinero necesario para hacer la construcción ha sido reunido. Ese año serán liberados 265 millones de euros.
En este apartado expresaré mi opinión a favor de la necesidad de la nuclear como fuente de energía aunque también resaltaré algunas opiniones (argumentos verídicos) en contra de la misma empezando por que ningún reactor nuclear es seguro, el riesgo de un fallo técnico o un error humano no puede descartarse ene ningún momento y esto puede observarse en los accidentes de Three Mile Island, en Estados Unidos; Tokaimura, en Japón; o el accidente de Vandellós I (1989), en España, que estuvo a punto de provocar una catástrofe nuclear.
Por otro lado, la cuestión de los residuos nucleares sigue siendo un problema sin solución, y su peligrosidad, en el caso de los de alta actividad, permanecerá durante cientos de miles de años, constituyendo una amenaza para nuestras vidas y las de las futuras generaciones.
Hablando en porcentajes, en Europa, sólo un 12% de la población apoya el uso de la energía nuclear. En España este dato desciende a un 4% de la población, mientras que el 68% de la población europea apoya el uso de energía solar y el 50% en España.
Sin embargo, la necesidad de la energía nuclear es necesaria en distintas áreas. Estas se pueden clasificar en:
Agricultura y Alimentación:
En el mundo mueren cada año miles de personas como producto del hambre, por lo tanto, cada vez existe mayor preocupación por procurar un adecuado almacenamiento y manutención de los alimentos. Las radiaciones son utilizadas en muchos países para aumentar el período de conservación de muchos alimentos. Es importante señalar, que la técnica de irradiación no genera efectos secundarios en la salud humana, siendo capaz de reducir en forma considerable el número de organismos y microorganismos patógenos presentes en variados alimentos de consumo masivo.
Hidrología:
Gracias al uso de las técnicas nucleares es posible desarrollar diversos estudios relacionados con recursos hídricos. En estudios de aguas superficiales es posible caracterizar y medir las corrientes de aguas lluvias y de nieve; caudales de ríos, fugas en embalses, lagos y canales y la dinámica de lagos y depósitos.
En estudios de aguas subterráneas es posible medir los caudales de las napas, identificar el origen de las aguas subterráneas, su edad, velocidad, dirección, flujo, relación con aguas superficiales, conexiones entre acuíferos, porosidad y dispersión de acuíferos.
Medicina:
Se han elaborado radio vacunas para combatir enfermedades parasitarias del ganado y que afectan la producción pecuaria en general. Los animales sometidos al tratamiento soportan durante un período más prolongado el peligro de reinfección siempre latente en su medio natural.
Se ha extendido con gran rapidez el uso de radiaciones y de radioisótopos en medicina como agentes terapéuticos y de diagnóstico.
En el diagnóstico se utilizan radiofármacos para diversos estudios de: Tiroides, Hígado, Riñon, Metabolismo, Circulación sanguínea, Corazón, Pulmón, Trato gastrointestinal, entre otros.
En terapia médica con las técnicas nucleares se puede combatir ciertos tipos de cáncer. Con frecuencia se utilizan tratamientos en base a irradiaciones con rayos gamma provenientes de fuentes de Cobalto-60, así como también, esferas internas radiactivas, agujas e hilos de Cobalto radiactivo. Combinando el tratamiento con una adecuada y prematura detección del cáncer, se obtienen terapias con exitosos resultados.
Medio ambiente:
En esta área se utilizan técnicas nucleares para la detección y análisis de diversos contaminantes del medio ambiente. La técnica más conocida recibe el nombre de Análisis por Activación Neutrónica, basado en los trabajos desarrollados en 1936 por el científico húngaro J.G. Hevesy, Premio Nobel de Química en 1944.
Una serie de estudios se han podido aplicar a diversos problemas de contaminación como las causadas por el bióxido de azufre, las descargas gaseosas a nivel del suelo, en derrames de petróleo, en desechos agrícolas, en contaminación de aguas y en el smog generado por las ciudades.
Industria e investigación:
Es posible obtener imágenes de piezas con su estructura interna utilizando radiografías en base a rayos gamma o bien con un flujo de neutrones. Estas imágenes reciben el nombre de Gamma grafía y Neutrografía respectivamente, y son de gran utilidad en la industria como método no destructivo de control de calidad. Con estos métodos se puede comprobar la calidad en soldaduras estructurales, en piezas metálicas fundidas, en piezas cerámicas, para análisis de humedad en materiales de construcción, etc.
Utilizando haces de neutrones generados por reactores, es posible llevar a cabo diversas investigaciones en el campo de las ciencias de los materiales. Por ejemplo, se puede obtener información respecto de estructuras cristalinas, defectos en sólidos, estudios de monocristales, distribuciones y concentraciones de elementos livianos en función de la profundidad en sólidos, etc.
En el ámbito de la biología, la introducción de compuestos radiactivos marcados ha permitido observar las actividades biológicas hasta en sus más mínimos detalles, dando un gran impulso a los trabajos de carácter genético.
Valeria Sánchez Pérez
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